-Empecemos hablando de tu última serie, ¿a qué se refiere
el título de Restos?
-Restos es lo que queda de algo que fue. Cuando se originó la
serie yo quería transmitir que lo queda es algo completamente
nuevo y que la constante no es lo que tú ves, porque lo que ves
es variable. Al final, lo que persiste en toda la serie es el propio
tiempo, que es lo que sigue pasando constantemente de forma
inexorable. Lo que varía es el resto, la figura, memoria de lo que
fue y presente de lo que vendrá. Restos es una nueva manera
de ver algo que ha sido.
-En este trabajo que expones ahora se observa un carácter
muy matérico, en el que las texturas adquieren gran importancia.
Además, el tema de la grieta aparece como una
constante. ¿Implica esto alguna carga metafórica?
-El tema de la textura del que me hablas es algo en lo que yo he
reparado después. No he sido consciente de esta evolución. En
muchas de mis series fotográficas se notan esas texturas, como
en La Evolución de los Metales o en la serie Detalles. Las texturas
están ahí, pero no son provocadas conscientemente, no
es algo buscado. En cuanto a las grietas, para mí éstas son la
promesa de algo oculto dentro de la propia imagen. Cada imagen
crea un entorno favorable a cierto misterio, situación que sí
es intencionada.
-Son espacios dialécticos que, además de un delante, nos
presentan un adentro
-Exacto, el objetivo es llevar las miradas a ese punto, que haya
algo dentro de la imagen que sea capaz de captar toda nuestra
atención y que nos haga evadir a través de ella.
-Le otorgas mucha importancia al acabado final de tus fotografías.
Por ejemplo, en Restos utilizas un papel de gramaje
y textura especiales, muy similar al papel de grabado,
¿por qué?
-Siempre tuve claro que la serie Restos tenía que ir en un acabado
muy parecido al grabado. Me interesa jugar con la sensación
de que el espectador no sepa si lo que está viendo es pintura,
grabado o fotografía. De hecho, la pregunta más frecuente
entre el público es: “¿esto es pintura o es grabado?”. En general,
la gente no se plantea de entrada que pueda ser fotografía,
y eso para mí es un halago a mi trabajo.
-Por otra parte, Restos huye del referente figurativo, que no
de la realidad
-La referencia mimética de la figuración, esa realidad que se
puede ver en la mayor parte de la fotografía actual, ha sido algo
que nunca ha conseguido satisfacerme completamente. En mi
opinión no existe realidad que no esté manipulada dentro de
una fotografía, por lo que no podemos hablar de realidad en la
fotografía documental. Por ello, yo he encontrado mi referente
borrando y desfigurando la propia realidad.
-¿Consideras que la necesidad de referentes condiciona
negativamente al espectador?
-La imaginación debería tener el papel principal en el espectador,
darlo todo muy mascado es lo más fácil. Por mi parte, lo que
intento conseguir es que la gente encuentre una emoción estética
a nivel colorista, de textura, composición; algo que despierte
la atención y permita imaginar, soñar o simplemente sentir.
Creo que la búsqueda no debe limitarse simplemente a descubrir,
sino también a preguntar. Hacerse cuestiones como: ¿de
dónde has sacado esto? o ¿qué significa? Cuando te manejas
en el campo de la abstracción lo que persigues es la emoción,
o incluso el disgusto, eso para mí ya es un sentir.
-En ese camino personal hacia la abstracción, ¿es Restos
la serie con la que más te identificas?
-Restos para mí ya es una bandera con la que me posiciono y
afirmo mi lenguaje, mi mirada, mi manera de sentir y de contar
las cosas. Por otro lado las imágenes con las que más me identifico
son las de Detalles, una serie analógica que habla de otra
manera de ver las cosas, una manera muy próxima que desdibuja
el contexto y lo que los mismos objetos son. Es un trabajo
en el que importan las texturas, las formas y los contornos de las
cosas, pero no lo que son en sí mismas. Esa fue la primera serie
con la que me sentí realmente emocionado y realizado. En realidad
en ese momento encontré mi referente: todo lo que estaba
cerca de mí. Esos detalles estaban al lado mío, y en realidad
eran detalles que nos pasan desapercibidos.
-Adentrándonos un poco más en tu producción nos encontramos
con la figura de Alberto Carvajal. Explícanos un
poco cuál es la relación artística que mantienes con la obra
de este escultor de materiales reciclados.
-A Alberto Carvajal le conocí a raíz de una entrevista que me
hicieron y en la que descubrí que él era el autor de una obra que
yo había fotografiado. Luego, decidí presentarme su estudio
para enseñarle mis imágenes. Él contestó: “no, esto no es mío”.
En ese momento yo estaba fotografiando muchos metales, e
intenté explicarle mi manera de verlos. La reutilización de algo
ya desechado y que además se considera frío, inerte y sin vida
era, desde mi punto de vista, proporcionarle una segunda vida
a la obra. A partir de ese momento me propuse hacer una serie
partiendo de la obra de Alberto Carvajal. Visité variaos espacios
de Madrid y Barcelona donde tenían obra suya, y realicé toda
una serie de fotografías muy interesante y extensa.
-Entre todo tu trabajo fotográfico, Anonimato se distingue
notablemente del resto al alejarse por completo del mundo
de la abstracción. ¿Qué supone para ti esta serie?
-Anonimato no es un trabajo con el que me sienta muy identificado.
En realidad la realicé para demostrar que puedo salir de
los parámetros típicos dentro de mi fotografía. Sin embargo, la
experiencia fue muy divertida. El llevar a la gente, colocarla en
un sitio y en otro, concebir la idea de porqué taparles la cabeza
; Al no verse la cara del retratado, el espectador no posee
ningún referente con el que identificarse, y puede pensar que en
ese lugar podría estar su propia cara. Tengo otra serie llamada
Trepidación Etanol, en la que observé que podía dar otro paso
más de creatividad y hacer ver que la cámara ya no es un objeto
que utiliza el autor sino que puede llegar a formar parte en un
momento determinado de la acción, como un elemento más o
incluso un sujeto más, dándole libertad.
-Parece obvio que, en general, tu fotografía mantiene una
deuda con la pintura. En este sentido, ¿cuáles son tus referentes
plásticos y fotográficos?
-Mi infancia no ha sido muy artística, pero sí ha sido muy visual
cinematográficamente hablando. Por otra parte, nunca he podido
hablar de un referente pictórico único, aunque ha habido
artistas que me han atraído, como Klee o Kandinski. Sin embargo,
a nivel fotográfico tengo un referente muy cercano en Julio
Álvarez Yagüe, cuya obra me impacta enormemente.
-Finalmente y en relación a ésto, ¿qué influencias tienes de
las técnicas sin cámara como el rayograma o el quimigrama?

-Aprendí mucho sobre Técnicas Creativas en EFTI. En realidad
es un mundo que he explorado poco, entre otras razones por la
falta de un espacio físico lo suficientemente grande en el que
poder trabajar. Por otro lado, en algunas de mis fotografías he
introducido elementos que pueden presentarse como derivados
de esa influencia. Lo que ocurre es que, al igual que con las texturas,
no he sido consciente de este influjo puesto que ha sido
algo que ha emergido de forma natural.

Entrevista por:
Luis Cáceres y
Jennifer Calles